LILO Y STITCH: EL MONSTRUO DENTRO TI


LILO Y STITCH es una película sobre un monstruo extraterrestre que ha sido diseñado en un laboratorio para ejercer de arma de destrucción masiva, pero como parece ser incontrolable, sus creadores lo destierran a vivir en nuestro planeta, en dónde es adoptado por una familia compuesta por dos hermanas huérfanas, una adolescente casi adulta y la otra una niña rechazada por sus compañeras de colegio. Stich, que se ve amenazante, trata de cautivar a la más pequeña asemejando su apariencia a la de un perro azul. Aunque consigue vivir con ellas, su espíritu de arma letal lo traiciona constantemente al punto de generar una crisis intergaláctica. La película tiene una primera versión estrenada en 2002 y una segunda, con la misma historia, pero con diferente técnica audiovisual que se estrena en 2025. Sin importar el paso del tiempo, la nueva película sigue disfrutando de un atronador caudal de de espectadores. ¿A qué se debe su magnetismo?¿Por qué los espectadores gustan de las películas de monstruos?¿Que hace que esta película no sea una de terror y por el contrario sea una muy tierna que puede ver toda la familia?¿Sirve de algo que usted vea esta película?¿Le sirve a usted de algo?

Entonces: ¿Por qué el público va a ver películas de monstruos? ¿Por qué ven LILO Y STITCH? La ven y las ven, porque estás les permiten reconocer esa parte que la sociedad les ha obligado a esconder y a domar, como si se tratara de una bestia salvaje y que en la soledad de la sala de cine, cuando nadie los ve, pueden mirarla a la cara y saber que aunque les horrorice a ellos también, en la sala de cine la bestia es inofensiva tanto para ellos, como para el mundo. Pasa algo similar con la novela de Stevenson, Robert Louis Stevenson, titulada EL EXTRAÑO CASO DEL DOCTOR JEKYLL Y MISTER HYDE, en la que un científico se desdoblaba convirtiéndose en su versión monstruosa. Al leerla el público se horroriza pero también se reconoce en el monstruo y se identifica y hasta se siente libre y eso le da placer. En el caso del cine, el cinéfilo se siente libre y por eso supera el terror y se queda con la libertad de dar rienda suelta a su monstruo interior. Y no se sienta usted mal creyendo que aquí se le dice que es un demonio de Tasmania camuflado en el cuerpo de buen ciudadano, que aunque quizás usted lo sea, lo importante es que gracias a la ficción usted puede jugar a ser el monstruo que siempre oculta y sin tener consecuencias que lamentar. Esa libertad, justifica la existencia de cierto tipo de cine de monstruos, por eso no pierde vigencia, por eso los espectadores vuelven a ver la película de LILO Y STITCH, aunque sepan como termina, aunque sea un cuento ya contado, porque la vieron veinte años atrás y la vuelven a ver porque la experiencia de ser libres como Stich lo justifica todo.

 

Comparar LILO Y STITCH, la del 2025, con un clásico del terror como EL EXTRAÑO CASO DEL DOCTOR JEKYLL Y MISTER HYDE tiene sentido porque ambas comparten un planteamiento básico, el de la dualidad del ser, esa de la que hablaba Poly, la del Eros y el Tánatos, la creación y la destrucción, todo en uno, juntos y a al vez. ¿Entonces qué hace que LILO Y STITCH sea una obra con la que toda la familia se divierte? Pues que las transgresiones de Stich contra el orden establecido, por decirlo de alguna manera, entran en el terreno de la travesura, aunque al sumarse hacen que todo su entorno se tambalee. Claro que más allá del trabajo de los guionistas, hay toda una labor llevada a buen término por los diseñadores de personajes, quienes construyen un monstruo, que a pesar de tener dientes puntudos y afilados, tiene ojos grandes, con largas pestañas, cabeza prominente y cuerpo corto, como si de un bebé se tratara, así le conceden al extraterrestre un aire cercano al de un muñeco de peluche y alejado del de un destructor de planetas. Esa dualidad, que va de lo conceptual a lo estético, enriquece con su complejidad la película y la hace llamativa para todos lo públicos.

¿Y, que si sirve de algo ver LILO Y STITCH? Pues yo diría que si. Además de la razón obvia de pensar que hay que verla porque es divertida, la película enseña la auto-aceptación, es decir a saberse imperfecto y además a reconocer que todos podemos ser mejores personas, signifique eso lo que signifique. Pero también enseña a perdonar al otro y también a perdonarse uno mismo. Y eso está bien porque el castigo radical es cruel e inoficioso, más cuando se habla de infantes y de seres en proceso de formación como Stich, el extraterrestre. Por eso en un lapso de más de 20 años, entre el estreno de la primera versión y la segunda, la de 2025, cuando la gente revisita, este relato, para el público parece que se contara la historia por primera vez, porque maneja ideas necesarias para sobrevivir, como la del perdón por ejemplo, como la del aprendizaje, la de la familia y sobretodo la del monstruo de se oculta tras el rostro de cada uno, que la sociedad intenta domesticar, pero que por el bien de todos, el cine deja que salga a tomar aire mientras se proyecta la película y vuelve a encerrarlo cuando las luces se apagan. Por eso y para terminar, recuerde que el cine es la mejor medicina para el alma, que el “extraterrestre” que guarda dentro de usted, reclama la oscuridad de la sala de proyección para sentirse libre y no enloquecer encerrado y que sin esa opción, buscará como desahogarse y entonces quizás padezca usted la consecuencias de alguna travesura indeseada, es más, creo que ya le pasó alguna vez, ¿cierto?