SHŌGUN es una serie de televisión subida a la plataforma de Disney+ en 2024 y que nada más terminar la reproducción de sus 10 episodios, queda claro que requiere de varias temporadas más para saciar la inquietud que despierta en el público. Para el espectador desprevenido, la serie es un amasijo de enigmas. Cuenta la historia de un británico en el 1600, que llega al Japón con el objetivo de arrebatar el control del comercio a los portugueses. Con astucia y buen tino para saber cuando intervenir, inclina la balanza a su favor en tiempos de gran crispación bélica y logra hacerse un lugar en medio de la corte del señor de la guerra local. Aunque sus razones parecen ser políticas y económicas, la figura de una mujer japonesa cristianizada por los portugueses se erige como la motivación emocional del viajero y la narración se disfruta imparable hasta el último capítulo, en el que menos es lo que se resuelve y más es lo que se deja abierto para futuras temporadas.
SHŌGUN de 2024 es el renacer de un mito. Recoge la fama creada por una serie homónima estrenada en 1980 que se convirtió en un fenómeno de masas y que lanzó al estrellato a su actor protagónico, el célebre Richard Chamberlain. Ambas se basan en la novela del mismo nombre, escrita por el australiano James Clavell, que también fue soldado británico y luchó contra los japoneses, siendo apresado por ellos. Tras publicar la novela, es testigo de su éxito televisivo en una década en la que la cultura japonesa apuntaba a dominar el mundo. Aunque en 2024 es China la que asume el rol de candidata a imperar en el orden mundial, el Japón no ha dejado de ser llamativo. En SHŌGUN, el protagonista está siempre en riesgo de morir por ser diferente y eso mantiene alerta al público. Pero donde el desconcierto es preponderante es cuando se ven personajes dispuestos a quitarse la vida por lealtad a sus convicciones, dejando sus viseras por el suelo y su cabeza rodando a pocos metros de sus cuerpos caídos.
La historia contada en SHŌGUN sucede 500 años atrás, pero no pierde vigencia. Sigue viva y llena de energía. Se parece a la que se cuenta en la primera película de RÁPIDO Y FURIOSO, la de 2001, también a la historia de AVATAR de 2009. Todas coinciden en tener protagonistas extranjeros a una cultura o lugar y que tratan de adaptarse, pero sin abandonar sus propios objetivos ocultos y traicioneros. Individuos de dos mundos, divididos, que pasado el tiempo no pertenecen a ningún lugar y que al final terminan identificados con aquello que al inicio les parecía despreciable o totalmente opuesto a su esencia… ¿Alguna vez se ha sentido de esta manera?