Si piensa que TWISTERS de 2024 es una continuación, puede ser que esté en lo cierto. Aunque la verdad es que para ver la del siglo XXI no es necesario haber pasado por la película de 1996. Pero si es saludable para el alma de un cinéfilo recordar algunos de los filmes de ese año, frente a los que TWISTER consiguió ser el segundo más taquillero. El que lo superó fue EL DÍA DE LA INDEPENDENCIA, ciencia ficción, pero hubo estrenos de todo tipo, como MATILDA, JERRY MACGUIRE, TESIS o MISIÓN IMPOSIBLE. Entre todos ellos TWISTER, sin “S” al final, supo destacar: Conectó con el público porque los tornados están al orden del día tanto antaño como hoy, porque además, sus efectos, tanto visuales y como sonoros, eran impactantes, pero sobre todo por una apasionada historia de amor entre los personajes interpretados por Helen Hunt y Bill Paxton.
TWISTERS, en plural, tiene una impecable secuencia de arranque en la que no se guarda nada para después y cumple, generando para la protagonista, los resortes dramáticos necesarios para que pueda afrontar los retos suicidas que le esperan en los minutos siguientes. La anterior película, la del 96, tenía una mujer como personaje principal y en esta la situación se repite, pero el elemento demoledor de los tornados es inmisericorde aquí desde el arranque, superando en inicio del filme anterior. En los años 90, los efectos digitales eran una novedad, pero ya en el 2024 esa herramienta es insuficiente para captar la atención del espectador. Es entonces cuando el drama humano debe tomar el control del guion y en TWISTERS lo saben hacer. ¿Pura artesanía? Quizás, pero eso no es un defecto y tampoco es lo habitual, al punto que no todas las obras son tan competentes para lograrlo, mientras que TWISTERS atrapa desde la secuencia uno.
Pero si TWISTERS, con el “S” al final, destaca por su comienzo, es al terminar dónde sube su calificación. Y es aquí cuando se recomienda ir a verla a una sala de cine. TWISTERS es “CINE” para ver en grande. ¿Cómo explicarlo sin contar la película? La verdad lo que importa es que sepan que aunque el filme hace que quienes no han vivido un tornado crean estar dentro de él, la secuencia final sucede en buena medida en la sala de cine del pueblo víctima del tornado. Los personajes terminan atrapados en ella y es ahí cuando el homenaje a los filmes sobre desastres naturales sucede. El asistente a la sala verá como la película que se proyecta se convierte en la tragedia que padece el pueblo. Así el cine, como concepto, se convierte en realidad y la realidad se transforma en una película. Para la posteridad, ese final de TWISTERS será su gran aporte a la cinefilia del siglo XXI.