TIERRA DE NADIE es la serie que exhibe Amazon desde el 2022 y que tiene una segunda temporada emitida desde el primer semestre del 2024. Cuenta la historia de un granjero en los Estados Unidos que encuentra un agujero sin fondo en medio de las planicies que componen su propiedad. El hueco, que es del tamaño de una casa, permite viajar en el tiempo, pero sin dejar escoger a qué momento llegar. Lo interesante es que hay personajes se lanzan al vacío sin mostrar pánico alguno, mientras que otros caen en él por accidente y otros son tirados en él contra su voluntad. La serie no presume de ser entretenimiento superficial, todo lo contrario, se toma muy en serio los dramas que son desencadenados por las travesías temporales. Antes que ser una historia de aventura, es una serie que recuerda a las películas de vaqueros, pero dentro de una trama de ciencia ficción. Los dramas entre los personajes son profundos y desgarradores, las relaciones entre ellos son apasionadas y los misterios solo se resuelven cuando uno nuevo aparece, recién salido del hueco, para plantear, otra vez, un nuevo enigma.
Quizás el mayor atractivo de TIERRA DE NADIE es el trabajo de Josh Brolin, quien interpreta al personaje principal, un hombre que ha vivido en tres siglos diferentes y que es capaz de hacer cualquier cosa por defender a su familia. Brolin, junto con Brad Pitt, es uno de los productores del proyecto, e incluso, el mismo Brolin, dirige el episodio 6 de la segunda temporada. TIERRA DE NADIE tiene ese toque de mirada trascendental que el actor sabe dar a sus personajes y que sin importar lo descabellado de la acción que registra la cámara, el tono contenido se mantiene. El saber hacer le viene de familia. Su padre fue un actor ganador del Emmy y de dos Globos de Oro y debido a su entorno personal tuvo cerca a creadores de la talla de Bárbara Streisand, la segunda esposa de su padre. Estos detalles que no parecen profesionales, aunque si impactan su gusto, son los que crean esa capacidad para encontrar el punto exacto que cada ingrediente da al suspenso y al cientifismo de la serie. Esta justa medida se refleja también en la lucha por la tierra entre “indios” y “blancos”, elementos que serían anacrónicos en una pieza televisiva actual, pero que en TIERRA DE NADIE encajan a la perfección.
TIERRA DE NADIE es muestra de los riesgos que las plataformas asumen intentando sacudir la oferta de productos audiovisuales. Esta serie, así como EL GUERRERO DE CHINATOWN ó RIPLEY, convierten cada episodio en una pieza cinematográfica, con las libertades que ese medio permite. Con estas series y también con las películas que llegan a esas plataformas, el acceso de los proyectos a las pantallas está determinado en gran medida por el público, porque las empresas exhibidoras saben si un proyecto funciona bien, por el número de visualizaciones generado por los espectadores. Esta información se crea de manera automática cuando cada uno mira contenidos en su televisor o en su dispositivo móvil. Como las plataformas trabajan en Internet, todo aquel que tenga una conexión es un televidente potencial, es decir que la audiencia es planetaria. Que exista una segunda temporada de TIERRA DE NADIE es prueba de la existencia de audiencias que buscan contenido sofisticado. Así mismo es prueba del gusto que se tiene por los géneros tradicionales. En este caso, TIERRA DE NADIE combina la imaginería más antigua y ancestral, mezclada con el cientifismo de los tiempos postindustriales, pero con el toque emocional que la hace conectar con audiencias desprevenidas, así como con las más fanáticas de la ciencia ficción, del cine de vaqueros o de las tragedias griegas