.
Search
Close this search box.

FURIOSA: DE LA SAGA DE MAD MAX

FURIOSA: DE LA SAGA DE MAD MAX pasó por el Festival de Cine de Cannes, levantando polvo sobre las retinas de los críticos y fanáticos del cine de George Miller, el director del filme. Se trata de la cuarta entrega que se produce basada en la película de 1979, la que lanza a la fama a Mel Gibson y que se convierte en una de las de mayor recaudación, en proporción a lo invertido, de toda la historia del cine. MAD MAX era el reflejo de un mundo que luego de la crisis del petróleo de 1973 padecía la urgencia por los combustibles fósiles. Era también una manifestación de la incertidumbre ante el riesgo de la guerra nuclear, generada por la relación tirante entre las superpotencias de aquellos años. La violencia explícita mostrada por ese primer filme exteriorizaba la tensión de un mundo que pensaba en su final apocalíptico y que lo recreaba en la pantalla de proyección. ¿45 años después del estreno MAD MAX, tiene sentido hacer otro filme con el mismo contexto? ¿Se justifica hacer una película como FURIOSA?

Hasta la cuarta película de la saga de MAD MAX, la narración cuenta los hechos de forma lineal. Pero en la quinta, la titulada FURIOSA: DE LA SAGA DE MAD MAX, la narración salta hacia atrás y retoma la infancia de una mujer guerrera, secuestrada y separada de su familia y que al hacerse mayor, batalla por regresar a su lugar de origen, un oasis de verdor, perdido en medio del desierto. Este argumento recuerda al Ulises de la ODISEA, el que nunca olvidó su tierra y que enfrenta todos los obstáculo divinos y terrenales para conseguir su objetivo. Es decir, Furiosa, la protagonista de la cuarta y la quinta entrega y tiene asidero en todas la culturas donde secuestran niñas en medio de las guerras y en las que hay desplazados por culpa de la violencia. Por eso las dos películas sobre la heroína guerrera, tienen sentido en el siglo XXI. FURIOSA: DE LA SAGA DE MAD MAX, justifica su existencia en la barbarie humana, que ayer como hoy sigue arrasando pueblos, desmembrando cuerpos y sepultando espíritus. Así FURIOSA, se convierte en un relato de expiación para las víctimas de la ley del más fuerte, dispuesta siempre a desvirtuar los códigos que dicta la razón.

Las imágenes de FURIOSA, son brutalmente violentas, pero el espectador las soporta y las disfruta. La clave es el ojo detrás de la cámara, la mirada inspirada de George Miller, el director y creador de la saga. En la vida real la violencia agrede a quien se expone a ella, en el cine y en el arte es representada por la subjetividad del artista y así se hace soportable. En la pantalla la violencia conmueve, pero no busca ahuyentar al espectador de la sala, todo lo contrario, se convierte en objeto de estudio y de expiación. Por razones comerciales la película debe mantener al público en frente de la pantalla, a cambio, éste puede enfrentar los demonios que le espantan y conseguir vencerlos. Si el filme es visto en una sala de proyección, el efecto sanador es más intenso y al final será placentero. Eso hace FURIOSA, eso hace la saga de MAD MAX y el público y usted, no necesitan ser conscientes de lo que aquí se dice, porque si la película tiene calidad, todos esos procesos tendrán lugar mientras usted los experimenta, sin que requiera de un máster en dramaturgia para vivirlos. Todo ello justifica la existencia de este tipo de obras. Es probable que le guste FURIOSA: DE LA SAGA DE MAD MAX, más si la ve en una sala de cine y también si la ve en su televisor, en el segundo caso, por favor, suelte el celular y concéntrese en la película.