Director: Stephen Daldry – 112 Min – (2000)

Algunos enmarcarían está película dentro de aquello que se conoce como cine social. Esto querría decir por ejemplo, que su objetivo es denunciar situaciones injustas sufridas por personas sometidas a los abusos de un sistema opresor. Para hacerlo, el film buscaría ser reflejo fiel de la realidad que analiza. Pero aunque la narración de BILLY ELIOT sucede en una fecha específica, su fin no es la reconstrucción histórica. La huelga de mineros de 1984 en Inglaterra, sirve de contexto para reforzar la intensidad del drama y dar motivos para que el personaje principal encuentre su camino a lo largo del film.

El contexto de la huelga es ideal para que afloren todo tipo de conflictos, sin embargo, la historia escogida por los productores es la de un niño que sueña con ser bailarín clásico, cuando todo su entorno indica que sería preferible orientar sus energías hacia otros menesteres más masculinos. El acierto ha sido ubicar al pequeño artista en medio de un contexto que se opone a sus sueños, sin que ello implique la intervención de un antagonista malvado, a la usanza el cine más tradicional. El conflicto en BILLY ELIOT es consecuencia de la defensa que cada personaje hace de sus necesidades vitales y no de maniqueas construcciones dramáticas, que solo buscan algún tipo de efecto artificial de cara al espectador.

Contexto y conflicto son en esta película, dos aliados que al combinarse, generan respuestas emotivas y solidarias en el público, que además de identificarse con el protagonistas, es capaz de ponerse en el lugar del resto de personajes y entender las razones de su proceder.