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Othello



Director: Oliver Parker – 125 minutos – Año: 1995

El valor de esta película radica en que nos recuerda la fuerza de los dramas escritos por Shakespeare. En esta adaptación, queda clara la importancia de argumentos en los cuales una sola acción dramática rige los destinos de la historia. Así, la traición gestada por el personaje de Yago, pondrá en marcha la máquina de los celos que desembocará en la tragedia que define la película. Cabe entonces preguntar, si el protagonista la obra es el taimado Yago, o el confundido y manipulado Othello.

Decía la crítica en 1996
Escrito por Casimiro Torreiro para el Diario El País de España:
http://elpais.com/diario/1996/03/14/cultura/826758002_850215.html

Othello habla del carácter devastador de los sentimientos, de la inferioridad social y afectiva que alguien de otra raza experimenta al vivir entre extraños; del papel de la mujer como mera mercancía en los tratos entre los hombres. Esta versión de Parker sirve, para emplear un lenguaje más actual, para recordarnos también que ese pasivo papel de mercancía lo sufre por su situación de subordinación dentro de la sociedad patriarcal, en la construcción social que el hombre ha moldeado, entre otras cosas, para hacer más llevadero su desconocimiento de los valores femeninos y para entronizar la ambición y la violencia como valores supremos.

Desdémona, Otelo y Yago personifican así otras tantas víctimas de un sistema de valores basado en el espejismo del poder: Yago corrompe el límpido amor de Otelo, un hombre primario que desconoce la sutileza de los sentimientos pero que vive volcanicamente los suyos. Y Desdémona es el cordero sacrificado en las aras de esa ambición.