¿Te gusta el cine de terror? ¿Prefieres las películas sobre asesinos que persiguen y que mutilan víctimas indefensas? ¿Te gustan los filmes sobre monstruos como zombis, vampiros o como los hombres lobos, teniendo en cuenta que todos estos viven de comerse a otros? ¿Prefieres algo más elaborado como el terror psicológico? Pues en 2025, en la temporada de estrenos de mitad de año, el terror ha sido predominante con filmes como DESTINO FINAL: HERENCIA MORTAL o LOCKED o DEVUÉLVEMELA. Estas obras han definido las preferencias de los espectadores en tiempos en los que el cine parece regresar paulatinamente a la artesanía del oficio, en busca de una esencia orgánica y menos digital, es decir, que no parezca computarizada. En este contexto se estrena EL CONJURO 4, ÚLTIMOS RITOS y también conocida como EXPEDIENTE WARREN: ÚLTIMO RITO, según sea la parte del mundo dónde la veas.
Esta entrega de EL CONJURO, pertenece a un subgénero del terror conocido como “el sobrenatural”, es decir, aquel en el que las fuerzas extraterrenales hacen presencia, pero solo se hacen visibles en los momentos de mayor tensión en la película, cuando se espera que el susto sea mayor. Para quienes no estén familiarizados con la saga que comenzó en 2013, este CONJURO, el de 2025, es un filme como EL EXORCISTA, en el que los valores del mundo cristiano y católico se enfrentan a las fuerzas del Demonio. Y entonces surge la pregunta: ¿Pero si ya EL EXORCISTA, la de 1973, había llevado este género a lo más alto, qué sentido tiene seguir contando más cuentos sobre posesiones demoníacas? ¿Son tantos los fantasmas que hay por ahí para que se justifique producir más obras como EL CONJURO? ¿Qué es lo que tanto miedo nos da para que haya necesidad de hacer filmes como este?
Las películas como EL CONJURO 4, ÚLTIMOS RITOS se hacen para que la sociedad no se desintegre. Es decir, para que los valores tradicionales que mantienen unida la estructura básica de la sociedad no pierdan vigencia. Ese solo peligro genera incertidumbre y pánico en lo profundo del espíritu de los espectadores y cinéfilos del mundo. En este caso, en el del CONJURO 4, lo que lucha contra el “mal”, los demonios o el Demonio, es el amor de pareja y el amor de los padres por sus hijos. Por su parte, el Demonio es la encarnación de antivalores como la desconfianza, la desunión o la insensibilidad por las necesidades del prójimo, que pueden manifestarse en cualquier individuo y cuando así lo hacen, el Demonio y sus cómplices, los muchos antivalores, se apoderan de ellos y la familia y la sociedad en consecuencia, serían destruidos y ese es el pánico mayor que da combustible a estas películas y lo que motiva al público a verlas, es la necesidad de sentirse comprendidos en su temor, pero no solo eso. Lo interesante, es que buena parte del público piensa que ve la película porque cree que le gusta asustarse, pero en verdad la ven porque albergan la esperanza de encontrar una solución al temor que los aqueja, el del miedo a ser poseídos por el Demonio, o peor, a que la gente en la que confían se vuelva insolidaria, insensible o que pierdan la fe en ellos, que no crean más en ellos. Esos “fantasmas”, los muchos antivalores, son los que le quitan el sueño. Pero por fortuna, el cine logra dar paz al espíritu atormentado del cinéfilo más apasionado, organizando los elementos del drama de la vida y dándole alguna solución, siempre espectacular, a lo que no tenía ni pies ni cabeza antes de entrar a ver la película.
¿Pero atención, si todos podemos ser tentados por el Demonio, cómo vamos a protegernos? Ahí es dónde entran Los Warren, es decir, la pareja de protagonistas que luchan contra los invasores sobrenaturales y logran encajar en la estructura mental del espectador. Los Warren son el ejemplo, son el modelo de familia ideal que garantizaría que la sociedad no se derrumbara ante las fuerzas del terror. Por eso se puede afirmar que EL CONJURO 4, ÚLTIMOS RITOS es, en sí misma, un ritual de refundación de la familia según los parámetros tradicionales.
Ahora bien, que seamos capaces de construir una familia como la de los Warren, es un reto que difícilmente se alcanza, porque además de sus cualidades afectivas, que no dudo que podamos cultivarlas, su rol de justicieros contra los fantasmas, espectros y demonios, hace que el listón esté muy alto. Pero claro está, que alcanzar esos ideales para ser mejores personas es, para algunos, algo así como disparar a las estrellas para llegar al cielo. ¿Consuelo de tontos? ¿Del ahogado el sombrero? Como decía Mauricio, mi profesor de física: “el cielo comienza 2 centímetros por encima del suelo”, por eso con un poquito que mejores, ya estarás, probablemente, volando. Así que por ahora, ve a ver cine de terror, que en medio del susto quizás encuentres la respuesta a las preguntas más complejas y si no lo consigues, por lo menos, con cada grito de pánico que profieras, posiblemente bajará el nivel de rayitas de su estresometro.
https://www.youtube.com/watch?v=LX28GhR78aU