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ZONA DE INTERÉS, EL HORROR EN LA PASIVIDAD

ZONA DE INTERÉS fue estrenada en 2023 con aclamación de la crítica. Ha sido considerada como una de las mejores películas del año y como una de las mejores de la historia, según un hipotético listado de filmes que enmarcan su relato en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y dentro de un campo de concentración. Fue dirigida por el británico Jonathan Glazer, cercano al drama de las víctimas del Holocausto por venir de una familia judía. Con oficio de esteta por haber trabajado dirigiendo videos musicales, sabe encontrar el tono sobrio que requiere la película para generar esa sensación de filme de terror que vive el espectador cuando asiste a la proyección.

Para ZONA DE INTERÉS el sonido es uno de sus grandes valores. La vida de los personajes transcurre en la vivienda del administrador del campo de concentración de Auschwitz, situado en la Polonia ocupada por el ejército Nazi. De tal forma que el director establece dos espacios, el de la casa y el del exterior, en el que se encuentra recluida la población judía y también los considerados parias por el ejército invasor. Las torturas, la explotación y el exterminio de los prisioneros no se muestran, pero sí se escuchan y nunca dejan de sonar. El contraste entre ambos mundos paralelos es evidente y aterrador. En la casa, la vida pasa como el cause de un río de aguas mansas, mientras los sonidos tras el muro son explícitos. El mecanismo de lo que se cree ser una cámara de gases suena de forma constante y de ella o de ellas, siempre se ve salir la columna de humo oscuro que hace pensar que, en ese lugar, la muerte era una cuestión industrial.

El acierto de ZONA DE INTERÉS radica en que presenta una cotidianidad que horroriza porque permanece impávida ante el pavoroso exterminio. Al ser basada en la vida real de los administradores del campo de concentración de Auschwitz, prueba que habituarse a “todo” es un hecho al alcance de quien se lo proponga. Ante estos personajes, que se comportan de forma aparentemente normal, el espectador tiende a preguntarse por cuál sería su actitud en situaciones similares. Entonces, vale la pena plantear la pregunta con todas sus letras y los signos de interrogación en su lugar: ¿Se acostumbran las personas al maltrato, las extorsiones, los secuestros, los asesinatos, … a las masacres? Que cada uno en su propia “zona de interés” encuentre la respuesta, y claro, no es necesario que la comparta con nadie.