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LA FORMA DEL AGUA: AUTORREFERENCIAL

Por: Miguel Ernesto Yusty

LA FORMA DEL AGUA es la película de Guillermo del Toro que recibe el Leon de Oro del Festival de Venecia en su edición de 2017. La obra ha recorrido todo tipo de eventos, recibiendo comentarios positivos y convirtiéndose en la obra más respetada del director hasta la fecha. El reconocimiento a su trabajo es solo comparable al que alcanzó gracias al LABERINTO DE FAUNO en 2006.

La FORMA DEL AGUA es una historia de amor que se basa en el mito de las sirenas, quienes para tener piernas y caminar por el mundo de los humanos, deben sacrificar su voz. La película también es una historia de espías que sucede en plena Guerra Fría, en la que los rusos y los “americanos” disputaban el liderazgo de la vanguardia científica. Pero sobre todas las cosas, la película de del Toro, es un manifiesto en favor de la diversidad.

El film es poético desde el inicio. La música atrapa al espectador, quien no puede dejar de mirar las imágenes concebidas por un del Toro, que, desde muy joven, se convirtió en un artesano del maquillaje y de los efectos especiales. El encanto emanado por sus personajes es producto de una evolución que se remonta a varias películas anteriores. La joven protagonista de la FORMA DEL AGUA recuerda a la niña protagonista del LABERINTO DEL FAUNO y su enamorado, es un claro homenaje a Abe Sapien, el hombre pez y mejor amigo de Hellboy. LA FORMA DEL AGUA es autorreferencial debido a que el universo de Guillemo del Toro es amplio, al punto que puede hablar consigo mismo de manera coherente e interesante.