Por: Miguel Ernesto Yusty

ELVIS fue estrenada a mediados del año 2022 y desde los primeros días de proyección el filme desarrolló una cercana y sostenida relación con el público. Cómo su nombre lo indica, se trata de una película basada en la vida de Elvis Presley, quien fallece en 1977 y continúa conservando para sí el apelativo de “Rey del Rock and Roll”. Sin embargo, es, en los años 20 del siglo XXI, una figura lejana para las nuevas generaciones. ¿Cómo consiguió Baz Luhrman, su director, convertirla en el éxito de crítica y de taquilla que ha sido la obra?

La manera de crear imagen fílmica para Luhrman, es una cuestión visceral. Destacan sus colores saturados y los negros profundos que hacen de cada plano un cuadro viviente, cargado de intensa

emocionalidad. Así mismo, sus bandas sonoras son producto de su conocimiento de música pop, pudiendo encajar la canción adecuada en el momento justo que el relato la reclama. En consecuencia, su montaje responde a lo sonoro, como un intérprete a la partitura. Pero el espectador se hace consciente que ELVIS es una gran obra, cuando ve actuar a, Austin Butler, “Elvis”, quien trabajó su cuerpo, sus movimientos y su vos para emular a Presley, al punto de convencer a la viuda misma del artista, de la calidad del trabajo hecho.

El barroquismo autoral de Luhrman deja huella en quienes ven sus películas. El espectador percibe que hay mucho de todo en el filme, al tiempo que es envuelto por un tornado narrativo y expresivo y queda conquistado. Así, aunque no sepa nada sobre ELVIS y se esté enterando por primera vez de la importancia que tuvo el cantante para la música, lo hace presa de la visceralidad narrativa del cine de Luhrman y no le queda más opción que enamorarse de la película.