Reseña Vigencia de un paradigma: LOS REBELDES de Sándor Márai

Por Poly Hincapié Buchelli

La condición de fracaso está invariablemente del lado de los débiles, parece ser el paradigma contenido en LOS REBELDES de Sándor Márai, obra cuya primera versión fue publicada en 1930 y revisada por el autor en 1988 un año antes de su suicidio.

Cuatro adolescentes enfrentados a su enemigo principal, el mundo de los adultos, crean un espacio de encuentro en el que cada uno desde su propia vivencia aporta elementos para oponerse a ese mundo representado por la autoridad de padres, maestros, jueces, militares, policías, que no son otros que los inventores de la guerra. Con el telón de fondo de la primera guerra mundial, las imágenes de mutilaciones, muerte y desolación hacen parte de la rutina diaria de los estudiantes quienes al terminar la secundaria deberán partir al frente. Ante esa perspectiva, la asociación para la comisión de faltas que las viven como delitos, los fortalece

Pero la unión de los cuatro jóvenes es circunstancial, sólo los liga el factor de enemistad a los adultos porque su vida personal ha estado signada por elementos de clase y de familia que los convierte en opositores igualmente entre sí. Es decir, que en el relato se juegan varias luchas, la primera definida por el gran tema que es la adolescencia frente a la autoridad, y las otras entre cada uno de los actores con el resto del grupo. Los hilos de esta inconformidad son manejados por el teatrero, personaje dotado con el don de la ubicuidad ya que siendo un adulto puede colocarse en el lado de los jóvenes sin ponerles distancia, los secunda en su actitud iconoclasta, pero ero la unión de los cuatro jóvenes es circunstancial, sólo los liga el factor de enemistad a los adultos porque su vida personal ha estado signada por elementos de clase y de familia que los convierte en opositores igualmente entre sí, además los introduce de manera sutil en el mundo vedado de la sexualidad al que los muchachos están expectantes por su edad y en razón a todas las fantasías acumuladas y a punto de explosionar.

Es la incursión íntima en cada uno de los personajes la que convierte en apasionante la segunda parte del libro porque la primera se va en hacer el planteamiento de la situación y hay que hacer un esfuerzo –que bien vale la pena- para no abandonarlo.

Como en sus otras obras Márai guarda para el final el desenlace: la guerra contra los adultos se resuelve al terminar la secundaria cuyo diploma los habilita ipso facto para entrar al mundo de las responsabilidades, pero se resuelve fundamentalmente porque es en el momento de crisis cuando se valora el rol de los mayores quienes llegarán a salvarlos cuando todo parece irremediablemente perdido.

Sólo al final igualmente, se repliega la tensión originada en el engaño de uno de los integrantes del grupo -tema con el cual se inicia el relato y se mantiene agazapado a través de toda la trama-, cuando la narración desenmascara al traidor representado en el joven resentido, quien ha participado en el juego pero odiando desde sus carencias económicas, sociales y familiares.

El desenlace en sí mismo no causa sorpresa en tanto que alude a una temática transhistórica que reedita el paradigma según el cual, la cuerda se rompe por lo más débil. Pareciera que la condición de pobreza viabiliza en la historia el antivalor de la traición, en tanto que al hacer parte de un grupo beneficiario del poder cuando se es un desposeído, potencia en intensidad los sentimientos de indignidad, humillación y desarraigo.