Es sorprendente como el director Robert Rodríguez en la película MACHETE, se desplaza a los extremos del cine más violento para mostrar al gran público la conflictiva situación de los inmigrantes en la frontera de México con los Estados Unidos. Su cine puede parecer una concesión al gusto mas primario y vulgar. Pero tras su simpleza, corre un descarnado documento expresivo, que da testimonio del drama de la discriminación que los indocumentados sufren al tratar de encontrar mejores opciones de vida en el país del norte.

La inteligencia de Rodríguez lo lleva a entender que la dificultad de su tema no es disculpa para que el público no asista a las salas. Por eso y a manera de película de acción de bajo presupuesto, logra hacer lo que el cine de empaque intelectual consigue en los espacios reducidos de públicos especializados. Sin ser eruditos, los espectadores de MACHETE, experimentan y comprenden el drama de los inmigrantes en la frontera. De esta forma demuestra que no existe tema vedado para las grandes audiencias y que cuando es necesario transmitir conceptos importantes, la creatividad bebe trabajar para lograr la estética y la narrativa apropiadas.

El estilo de Robert Rodríguez no es el único, ni tampoco el ideal para tratar esta temática. Pero en este caso, su forma radical de mostrar el conflicto de la inmigración en la frontera entre los dos países, ha encontrado su punto de equilibrio. Aunque la película fue estrenada meses atrás, en algunos lugares sigue en exhibición. Si la tienes cerca, ármate de valor. Verás mucha sangre correr, pero en este caso está justificada.