Por: Miguel Ernesto Yusty
Gary Oldman es un actor británico que ha sabido mantenerse en los primeros niveles de popularidad, dando a sus personajes un lustre que hace de su carrera, una de las más interesantes de finales del siglo XX e inicios del XXI. Es probable que su interpretación de Winston Churchill sea su trabajo más sonado y que, con el paso de los años, este sea el más recordado. Sin embargo, es conveniente hablar de algunos momentos en los que su talento, ha trascendido los límites de la pantalla de proyección, para arraigarse en la memoria de los cinéfilos.
Hacia 1992, Gary Oldman ya es el actor ideal para asumir los roles de “malo”. De ese año, destaca su participación en el filme de Francis Ford Coppola, DRÁCULA, DE BRAM STOKER. La obra se convirtió en objeto de culto desde el primer momento, tanto por el guion, como por su estilo artesanal para el desarrollo de los efectos especiales. A pesar del mucho maquillaje empleado para mostrar al conde Drácula envejecido, Oldman deja ver su gran talla actoral, haciendo de su vampiro, un ícono del género. En este caso, Oldman es solo comparable a Max Schreck y a Klaus Kinski, actores alemanes que interpretan a Nosferatu, el vampiro, el uno en la versión de 1922 y el segundo en la de 1979.
En 1994, Gary Oldman se une al director francés Luc Besson, en la película titulada LEON, conocida también como EL PROFESIONAL o EL PERFECTO ASESINO. Esta se convierte en la plataforma que catapulta la carrera de Natalie Portman y consolida la de Jean Reno. En el caso del director, es la evidencia que prueba su capacidad para hacer un cine accesible a públicos franceses y del resto del mundo. Oldman es pues, un coequipero que permite, con generosidad, el lucimiento de sus compañeros.
Para cerrar este corto recuento motivado por la trayectoria actoral de Gary Oldman, se cita la película LAS HORAS MÁS OSCURAS, de 2017. Aquí, el actor personifica a Wiston Churchill, el líder de Gobierno Británico en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. En esta, la labor de Oldman es más compleja porque el personaje que recrea, está presente en la memoria gráfica y audiovisual de la historia contemporánea. La inteligencia y el talento de Oldman, se revelan en su capacidad de decir textos complejos cargados de emoción, así como su habilidad para manejar el tono humorístico en circunstancias en las que el llanto, es la opción más obvia. Estas cualidades no son comunes, de ahí que actores como Gary Oldman sean piezas de lujo para los filmes en los que participan.