Bill Viola es un vídeoartista que por más de cuatro décadas ha creado obra usando los medios audiovisuales para plantear asuntos tan cotidianos y trascendentes, que consigue para tocar al de público con sus propuestas. Buena parte de su impacto radica en la sencillez de las imágenes que construye, logrando con pocos elementos, transmitir una profundidad conceptual que otros resolverían de manera diferente y quizás menos acertada. Es por eso que se convierte en un referente para quienes se plantean dedicarse al oficio de artistas audiovisuales.
Obras como LA PISCINA REFLECTANTE (1977-1979) o EL ENCUENTRO (2012), demuestran que la economía en el uso de elementos compositivos es el mejor aliado para la expresión de conceptos complejos. El primer caso plantea la disociación del tiempo y el espacio. Para conseguirlo se vale de una sola posición de cámara y un único personaje, que lleva a cabo solo una acción, en un único escenario. Por su parte EL ENCUENTRO, que trata sobre caminos paralelos que se cruzan, se produce de manera similar a la pieza ya mencionada, la diferencia más relevante es el empleo de dos personajes a cambio de uno. Más allá de este detalle y a los ojos de aprendices en busca de modelos de producción exitosos para la consecución de piezas de videoarte, ambas saben expresar ideas y sensaciones con recursos materiales ajustados.
Son tres los aciertos ejemplares de Bill Viola al producir las dos obras citadas. El primero sería que cada una sucede en un solo escenario, el siguiente que emplea máximo dos personajes por cada pieza y por último que los personajes solo desarrollan una acción, es decir que en EL ENCUENTRO, solo caminan con la finalidad de encontrarse y en LA PISCINA REFLECTANTE, la acción es saltar a la piscina. Este tipo de obras dejan claro que cuando la técnica no excede las capacidades del autor, este puede dedicarse a robustecer el contenido.
https://www.youtube.com/watch?v=GHdX7sApIMchttps://www.youtube.com/watch?v=r3OqnXzrJZo