En los últimos tiempos Woody Allen se ha permitido a la revisión de los clásicos de la filmografía estadounidense. Sucedió así con BLUE JASMINE en 2013, donde se veía una adaptación libre de UN TRANVÍA LLAMADO DE DESEO (1947), la obra teatral de Tennesse Williams, que Elia Kazan llevara al cine en 1957. Aunque el tono no fuera el mismo del melodrama del film interpretado por Vivien Leigh y Marlon Brando en el 57, la película de Woody Allen traía una carga irónica que hacía más conmovedor el drama del personaje principal, a cargo de Cate Blanchett, quien recibió el Premio Óscar por su trabajo en el film.
En EL HOMBRE IRRACIONAL (2015), Allen lanza una mirada al clásico de Alfred Hitchcock, LA SOGA, estrenado en 1948, en el que unos jóvenes universitarios matan a uno de sus compañeros, en busca de la perfección del crimen y esperando complacer a su profesor preferido, personaje a cargo del actor James Stewart. En la película de 2015, los elementos son similares, en la medida que la historia sucede en un contexto universitario y también porque la muerte de la víctima, tiene lugar después de un ejercicio intelectual que llega a casi justificar el acto criminal. Difiere en que es el profesor quien lleva a cabo la acción y son los aprendices quienes se encargan de revelar sus faltas. Nuevamente, es el tono irónico de la comedia sutil de Woody Allen, el que define el estilo de la película y también es la cualidad que la hace más agresiva, porque cuando el espectador espera que el director denote estupor y escándalo por los actos de sus personajes, una elegante música de cóctel conduce el ritmo de la película.
En manos de Woody Allen la revisión de textos literarios y fílmicos se convierte en una verdadera reescritura de las historias originales. Da nuevo sentido a la pregunta de porque es importante ser cultos o mejor, replantea el interrogante de ¿en qué consiste la originalidad?