Por estos días, las pantallas presentan una avalancha de filmes protagonizados por personajes femeninos. Es fácil notar que las actrices a cargo de los roles más importantes representan personajes fuertes y agresivos y cuando no, lo han hecho en el pasado. Nos preguntamos como afecta a sus carreras este tipo de trabajos.
Glenn Close, es recordada por participar en la película Atracción Fatal (1987), del director Adrian Lyne. Su personaje, Alex Forrest, es como el demonio, pero en cuerpo de mujer y por mucho tiempo, ha sido el arquetipo de aquello que es temido por los varones infieles del mundo entero. Aunque sabemos que en teoría, “el personaje” y la actriz no son las misma cosa, es difícil distanciar el uno del otro. Quizá por ello Glenn Close protagonice menos películas que otras actrices de su generación, como por ejemplo Meryl Streep.
En la actualidad y siguiendo la misma línea de trabajos transgresores, Glenn da vida al personaje principal de la nueva película del director Rodrigo García, Albert Nobbs (2011). El filme cuenta la vida de una mujer que se viste de hombre para trabajar y sobrevivir en la sociedad decimonónica. Está claro esta actriz prefiere los retos creativos, a ser un fácil producto de mercado.
Algo similar pudo acontecer con la carrera de Demi Moore, por estas fechas actuando en Bunraku (2010) del director Guy Moshe.
En 1997 cuando era considerada la actriz mejor paga de Hollywood, interpretó a la Teniente O´Neil, quien en contra de la opinión de los jefes Ejército Americano, se esforzaba por ser mejor soldado que el resto de sus compañeros hombres. Como en el caso anterior, el demonio castigador de varones vuelve aparecer. Desde aquel entonces la actriz pierde importancia en la industria y sus roles en la pantalla no son tan visibles como en la década del 90.
Con estos antecedentes cabe preguntar cual será el destino de la carrera de Rooney Mara, actriz que interpreta a la protagonista de la chica del dragón tatuado, primer episodio de la versión americana del éxito literario escrito por el difunto Stieg Larsson (1954-2004). En contra de la moral tradicional y capaz de imponerse por la fuerza a cualquier antagonista masculino que se interponga en su camino, su personaje deberá perdurar en la estima de los espectadores. Sobre el destino de la actriz, solo el tiempo y las próximas películas de la saga tendrán la respuesta.