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TELEVISIÓN PÚBLICA: ¿PARA QUÉ?

POR: Miguel Ernesto Yusty

La Televisión Pública es un servicio del Estado que busca construir sociedad y civilidad por medio de la información, la educación y el entreteniendo. Para conseguirlo, basa su trabajo en el manejo del lenguaje audiovisual con el que atrae la atención de la teleaudiencia, para hacerle llegar contenidos cruciales sobre convivencia, tolerancia, inclusión y democracia. Su misión es crucial, convirtiéndose así en herramienta imprescindible para la consecución de objetivos comunes, en grupos poblacionales numerosos y en países extensos o con geografías de difícil acceso.

Para alcanzar sus fines, la Televisión Pública requiere de presupuestos adecuados, de profesionales capacitados y de una clase política o administrativa consciente de la importancia de su misión, para que no someta al medio público al sacrificio de un servicio deficiente, con miras a conseguir objetivos partidistas que excluyen el ideal del bien común y que a la postre, hagan que el “¿Para qué?” de la Televisión Pública, caiga en el olvido y que la ciudadanía la considere como un gasto y no como una necesidad. En consecuencia el escollo del presupuesto pasa a un segundo lugar, por que si se pierden los ideales, no hay capital que cubra los desmanes de una mala administración. La misma falta de claridad hace que no se entienda la especificidad del personal requerido para producir televisión, dando así prioridad a intereses clientelares y no a las necesidades propias del oficio. Fotógrafos, sonidistas, guionistas, editores, periodistas, ingenieros, directoras, productores y otros especialistas, pueden no estar alineados con el grupo político en el poder y sin embargo contar con las cualidades necesarias para desempeñar su cargo. Sin ellos, hacer televisión pública, es un gazapo imposible de ocultar.

La Televisión Pública persigue la utopía de un mundo mejor, uno en el que lo particular no ignore el bien común y donde el interés de las mayorías no aplaste los derechos de las minorías. Para vencer los obstáculos, se debe tener a mano un escrito en cual se lea, en letra clara, los objetivos ya citados. Se debe entender que sus ideales, surgidos de la esencia misma del Estado, deben coincidir con las búsquedas de los partidos en el poder, así su ejercicio político estará en sintonía con las necesidades de lo público. Cómo resultado, el sentido de instituciones como los canales de televisión pública, no caerá en el olvido y nunca pasará por la mente de ningún contribuyente que lo público es derroche, porque al ver un canal de televisión estatal, se sentirán representados, considerarán que les pertenece y defenderán en las urnas, en las calles y en sus casas, esa televisión que se hace con sus impuestos y con el esfuerzo de todos.

 

POR: Miguel Ernesto Yusty