Probablemente el balance de la carrera del actor Hugh Jackman sería otro si el destino no hubiera jugado a su favor. Aunque desde el año 2000, es reconocido por la mayoría de espectadores por su representación del personaje Wolverine, en la saga de películas basadas en la historia de los X-MEN, el popular cómic de los años 60, hubo un momento, en el cual este rol protagónico estuvo en manos de otro artista, el escocés Stephen Scott, quien prefirió hacer de villano en la segunda entrega de MISIÓN IMPOSIBLE.

A primera vista participar en el filme de espías parecía la mejor opción para Stephen Scott. Por desgracia la figura del villano perdería vigencia pocos meses después del estreno de la película. Por el contrario el rol de Wolverine, a cargo de Hugh Jackman, ha seguido presente en la mente de los fanáticos del género tanto en la pantalla grande, como en sus publicaciones impresas.

Más allá de su talento, que Jackman ha sabido confirmar con todo tipo de nominaciones y premios, este actor demuestra inteligencia al momento de escoger sus personajes. Así, lo que empezó con X-MEN, una película coral en la cual el peso del drama se repartía entre los varios integrantes de un grupo de justicieros, se ha convertido en la carrera de un actor transformado en productor, dueño de su propia compañía y con libertad para escoger los personajes que interpreta. Prueba de ello es la abultada taquilla de la cual presume la última entrega de la serie, THE WOLVERINE: 336,538,956 millones de dolares en todo el orbe.

No deja de sorprender como una sola decisión determina la vida entera de un individuo.